ARIA INFERNO - THE ABSINTHE EPISODES


A veces los prejuicios de vendan los ojos y te apartan de experiencias que merecen la pena, y eso, lo sabe hasta el más pintado, que nadie mire hacia otro lado, porque todos, de una forma u otra, siempre encontramos algún reparo con según que cosa. Pero claro, es algo natural, no nos engañemos, cuando algo presupones que no te va a gustar, prefieres centrar tu tiempo y energía en otra cosa, cuyas posibilidades de que te satisfagan, al menos en teoría, son más altas. Pasa con el cine, las series, los libros. Y ojo, yo soy el primero al que le cuesta arrancar en según que cuestiones. Todo el mundo habla de series que son de obligatoria visita, y me pongo a hacer balance, y resulta que ni siquiera he visto unos minutos, o tal vez, en otras, no he pasado de la primera temporada, mientras me trago otras, que seguramente, la mayoría piense que son de dudoso gusto, o al menos, secundarias ante las referidas. Pero es lo que hay.

Con la música me pasa igual, cuando leo o escucho el termino, power metal, reconozco que me sale un circunstancial y no premeditado, vade retro Satanás. Disfruté de ese tipo de sonido, lleno de melodías rimbombantes y dobles bombos endemoniados, a final de los noventa, durante un rato, dicho sea de paso. Siempre he reconocido, que en ciertos campos, soy más fan de discos que de bandas, y dentro de esta rama de temática, más fantasiosa, dentro del metal, es mi realidad, pura y dura. Seguramente, eso haga que me haya perdido más de un disco que merecía la pena, es algo que tengo asumido, pero, a estas alturas, he perdido las ganas de la penitencia y la redención, así que yo a lo mio. Pero claro, de vez en cuando, un destello de lucidez me acompaña, y no dejo pasar discos como este de Aria Inferno.


Hace unos años, la banda Moonlight Fear, rondaba entre muchos colegas de la zona, incluso llegué a verles tocar una vez. A pesar de que eran interesantes, no terminaron de llamar mi atención ni mucho menos, por eso, cuando la primera referencia que tuve de Aria Inferno, les relacionaba con estos, me llevo a levantar dudas. Tanto, que el disco es de 2012 y lo he descubierto este mismo año. Pero sorpresas que te da la vida, que cojones, a pesar de que aquí militan tres de los miembros del combo de power metal, la movida que presentan es totalmente diferente, más inmersa en el metal progresivo, con partes pronunciadas de dureza y un muy buen nivel instrumental, aunque sin perder de vista sus influencias power. Junto al vocalista brasileño Gus Monsanto que ha participado en Revolution Reinassance, se han marcado este disco, que gira alrededor de la figura de Charles Baudelaire.

"Revenant (Returned From Afterlife)", es la primera en sonar, con unos teclados donde quizás se notan las reminiscencias power, pero con unas guitarras que incluso pueden llegar a rozar sonoridades thrashers, y la calidad que aporta la voz del brasileño. "The staring serpent" vuelve a contar con unas guitarras brutales y partes guturales de voz, que se encuentran con ese piano inicial que no me termina de convencer, sin embargo si que me atrapa ese sonido de hammond que incorporan a mitad del tema. "Harmonie du soir" muestra la luz y la oscuridad, en forma de una base rítmica muy contundente que contrasta con los teclados,  con una parte de la estrofa brutal, con voces guturales y un riff muy heavy y otra donde muestran visos de melodía. "Elevation" es una instrumental que da paso a “Autumm Chant”, donde colabora Agustín Martínez de Anima Adversa, para entre ambos lucirse en este medio tiempo.


Vuelve la tralla con “Sed non Satiata" donde se incluyen esos golpes de riff tan propios del metal progresivo y donde batería y bajo funcionan de maravilla. Es justo señalar los solos de guitarra durante todo el disco. Nos encontramos con otra instrumental, "Confessions and Duellum", a base de cambios de ritmos, y que dan paso a la última canción del disco, “The swan”, en la que durante once minutos, demuestran todas sus facultades. Los de Úbeda se marcaron un disco muy interesante, en el que a mi gusto, sobresalen las guitarras. Y me doy un tirón de orejas, por descubrirlo, tres años más tarde, aunque ya sabéis, nunca es tarde...

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