MR. BIG - ...THE STORIES WE COULD TELL


Supongo que todos, o casi todos, nos sorprendimos cuando aparecieron Mr. Big allá por 1989 con su disco debut. Todos sabíamos de lo que era capaz Billy Sheenan, su paso por la banda de David Lee Roth, donde formaba pareja con Steve Vai pasará a los anales del hard rock. Ahora se aliaba con otro guitarrista tremendo, Paul Gilbert, que con Racer X, se había apuntado a la lista de guitar heroes de la época, gracias a su técnica y a su forma de tocar. Completaban la banda, Pat Torpey a la batería y Eric Martin a la voz. Pronto se convirtieron en una de las bandas favoritas de mucha gente, y con razón. Curiosamente, yo terminé de convencerme de lo grandes que eran, cuando tuve la oportunidad de verles en directo hace unos años, donde demolieron sobre el escenario, cualquier pequeña duda que pudiese tener sobre ellos, especialmente Eric Martin, que siempre me pareció el elemento más "moña" de la banda, en base a los discos en solitario que tengo de él, y que estuvo excepcional en directo.


Reconozco que lo primero que pensé cuando vi la portada de "...The stories we could tell" fue, ¿que coño hace Vicente Del Bosque ahí?. Ciertamente, el art work del disco es cuestionable, y facilmente mejorable, al menos para mi gusto, pero hace ya muchísimo tiempo, que aprendí a no valorar, ni a las personas por su físico, ni a los libros o discos por su cubierta. Lo cierto es que este disco ha despertado opiniones contradictorias entre la gente. Ya sabéis, que por mucho que alguno se empeñe, la música nunca será como las matemáticas, aquí dos por dos, no tiene por que ser cuatro, sino aquello que te haga sentir en ese momento que es el resultado, y a mi, francamente, el nuevo trabajo de la banda, me ha atrapado desde el primer momento, porque suena a Mr. Big, y no pierde un ápice de calidad.


Puedo comprender (¿puedo?), que a aquel que insista en que la banda grabe una y otra vez "Green-tinted sixties mind", el riff de "Gotta love the ride" le pueda despistar e incluso ahuyentar, porque suenan poderosos, e incluso podría decir, oscuros, a su manera, claro está, pero de una forma especial, como solo son capaces de hacerlos los grandes. Me viene a la cabeza Jimi Hendrix y su "Purple haze" al comenzar la guitarra de "I forget to breathe", con el que se marcan un hard rock cañero, con un Martin luciéndose y de que manera, y bueno, toda la banda, porque escuchar a Torpey y ese groove que le da al sonido de la banda y por supuesto, Sheenan, no tiene precio. Hablando de guitarras, ahí están las de "Fragile", donde bajan un poco el nivel de potencia, al menos en cuanto a melodías, porque Paul Gilbert no da tregua. Bonito estribillo que adorna la canción y que te lleva a otros tiempos.

Escuchando "Satisfied" tienes que reivindicar el hard rock, aquel que se coló en cualquier rincón en los 80, con esas guitarras poderosas, esas melodías, ese puente hacia un estribillo maravilloso. Por supuesto, ese Gilbert, que parece tocar cosas tan sencillas, porque es de esos guitarristas capaz de hacer que todo sea fácil en sus manos. Acústicas adornan "The man who has everything", y ese es un campo, donde sabemos que Mr. Big se mueve como pez en el agua, ya lo han demostrado en el pasado, y esta vez, sin la grandilocuencia de veces anteriores, nos regalan un precioso medio tiempo. ¿Recordais "Addicted to that rush"? pues esa guitarra y ese bajo predominante, me lo han traído a la cabeza al escuchar "The monster in me", donde aparece el ramalazo Van Halen, que siempre ha tenido la banda.


Los fans más añejos de la banda, seguro que agradeceran una canción como "What If I Were New" que curiosamente es la que menos me ha dicho de este disco. Eric Martin y los coros, vuelven a tomar protagonismo en la melódica "East/West", donde el vocalista demuestra que este tipo de canción sabe bordarla, y bueno, aunque parezca pesado, atentos al solo. "The Light Of Day" saca el lado más clásico de la banda, de ese hard rock de factura, con un Billy Sheenan dando protagonismo a sus líneas de bajo y un mas que buen estribillo. Vuelta a las baladas, esta vez de la mano de "Just Let Your Heart Decide", repitiendo la fórmula de las acústicas y la batería de Torpey marcando el ritmo. Vuelve la fuerza con el hard rock de aquellos años con "It’s Always About That Girl", tirando de estribillos.

"Cinderella smile" suena muy, pero que muy bien, tiene ese rollo de su primer disco, y un estribillo muy melódico. Cierran con "The stories we could tell", de nuevo bastante guitarrera, con el riff en primera línea, curiosamente muy cercana a la canción que abre el disco. Como bonus, la enésima ocasión para escuchar en directo "Addicted to that rush", que personalmente, con la cantidad de discos en directos (y buenos) que tienen, no me aporta nada. En definitiva, ¿estos no son los Mr. Big de principios de los noventa?, vale, nosotros tampoco, pero siguen sonando de escándalo, y siendo cuatro músicos que rayan un nivel excelente. Si a eso le sumas que hacen buenas canciones, ¿cual es la objeción?


Comentarios